BAILAN LOS ELEMENTOS
Bailan los elementos
al son de Filomena,
mientras observo impotente
la temerosa quietud del resto.
El invierno danza gélido
en el ampo blanco de la nieve,
aunque sea gélido.
Los pájaros parecen callar,
aunque solo aguardan tranquilos
a que asome otra vez marzo
para retomar su armonía de pentagramas
naturales sin más líneas
que el instinto.
Solo la gente no habla.
Está en silencio, mientras el miedo
grita por doquier
entre rostros alicaídos
y escombros de sueños.
Bailan los elementos,
pese a la quietud temerosa
de toda la gente del mundo.
Y a mí también me apetece
bailarle un vals a la alegría,
con el permiso de Filomena.
Déjenme bailar con los elementos.
Pido permiso para ser feliz.
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