AQUELLA NOCHE
Aquella noche sencillamente sucedimos.
Sin que lo supiéramos,
nos habíamos invitado
a nuestros abismos y montañas.
A nuestros miedos e incertidumbres
y a nuestros cariños y alegrías.
El destino llevaba gobernándonos
el camino desde hacía tiempo.
Y no lo sabíamos.
Pero aquella noche te cruzaste
en mi mirada como atraviesa
una estrella los muelles de la noche
en un haz fugaz de luz
hasta atracar en mis pupilas.
Y me atreví a cruzar la frontera
del pánico, y del inefable silencio
de una mirada pasé a la música.
Y me escuchaste.
Hace tiempo me dijiste que era
como si un ángel hubiese venido
de algún sitio desconocido.
Y debo confesarte un secreto:
solo soy un hombre defectuoso
que quiere tu amor
perfectamente imperfecto.
Aquella noche iba a amanecer
antes de que asomara el día,
y no lo sabíamos.
El destino ya lo había escrito
ese pasaje para nosotros.
Faltaba poner un verso de tacto
al poema de amarnos.
Y aquella noche lo acabamos.
Nuestras almas rimaron
en consonante con el corazón.
Y entonces supimos que el destino
nos había invitado a nosotros.
Aquella noche amaneció nuestro día.