DESCANSEMOS
Soy consciente de muchas cosas.
Entre otras cosas, sé a ciencia cierta
que mis brazos no son suficientemente
grandes para abarcar tus abrazos
de un mar inmenso de internos.
Pero ahora te los ofrezco.
Te los brindo como una recompensa
al cansancio de la jornada rutinaria.
Quiero que ahora vengas conmigo,
aunque solo sea desde estas letras,
a salirnos un rato del mundo
e invitar a las estrellas
a que se enciendan al fin
en nuestras miradas para que amanezca
el cariño aunque caiga ya la tarde.
¿Te apetece que descansemos
de la ciudad y sus agobios?
Yo no sé si lo lograré,
pero al menos te invito
a que reposes un rato en mis brazos
del mundo y tus cansancios cotidianos.
Descansemos, pues,
si quieres conmigo.
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