ODA A LOS CUARENTA
Ayer la libertad volvió a resonar
al atracar la tarde en la ciudad,
cuando el día volvía a echarse
otro descanse vespertino.
Ayer éramos cuarenta almas
gritando a la libertad desde el corazón,
sin aspavientos ni florituras,
con la voz en ristre
y la verdad por montera.
Cuarenta almas sin miedo.
Cuarenta estrellas gigantes
que inundaron de conciencia
por unos momentos unas calles
de distopía y hartazgo.
Cuarenta seres enormes, más grandes
que cualquier gobierno tirano.
Cuarenta valientes David
ante la imparable tiranía
de los pocos Goliath que mandan.
Cuarenta caballeros sin armadura
bajo el fragor de una batalla
sin tanques ni pólvora.
Cuarenta, pocos pero todos los seres
de luz que hacían falta
para volver a cantarle ayer
a la libertad desde el alma.
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