PERDÓN
Pido perdón por mis heridas,
y las heridas que he causado.
Por tal vez no haber visto las aves
que me acompañaron en mi jaula
de miedos y resentimientos.
Y delegar siempre la culpa
de mi vuelo trastabillado
a las cadenas de otros,
cuando resulta que por dentro
aún arrecia una tormenta de inseguridad.
Y así es imposible emprender
cualquier viaje hacia los sueños,
la ternura o los abrazos.
Pido perdón por haber bombardeado
con mis guerras de duda
la claridad de otras almas,
y tal vez haber revuelto las aguas
tranquilas de otros seres
con mis océanos de revolturas.
Hoy quiero que gobierne un poco más
la paz para escucharme los latidos
más profundos del corazón,
y así tal vez seguir aprendiendo
de ejercer en el movimiento
el verbo no siempre maravilloso
de la verdad propia.
Pido perdón al mundo hoy
para abrirme mejor al amor.
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