DESPUÉS DE MORIRME
Moriré, y aun así, tal vez,
siga existiendo.
Porque alguien siga resumiendo
en un latido de nostalgia
los compases del alma
que supimos compartir.
Porque alguien, quizás un amigo,
con una chispa de recuerdo
encienda mi nombre, y amanezcan
en la mirada los ojos míos
de entonces, mientras se clavaban
en la belleza de algún verso
inefable, inalcanzable, eterno.
En una poesía que nunca
se dejó quizás de escribir.
Moriré, y después de morirme
puede que aún siga viviendo.
Porque alguien desde la nostalgia
siga iluminando mi alma,
y en una chispa de recuerdo
siga encendiendo mi nombre.
Después de morirme...
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