MÚSICA PARA EL ALMA

sábado, 24 de agosto de 2024

¿SEXO O GÉNERO?




 ¿Sexo o género?

 

            Resulta cada vez más frecuente escuchar a la gente —incluso a quienes se consideran parte de la disidencia— emplear el término “género” como sinónimo del sexo biológico. Si nos atenemos a la tercera acepción que nos brinda el diccionario de la RAE, podemos apreciar que se trata de un craso error. Veamos la definición en su tenor exacto: “grupo al que pertenecen los seres humanos de cada sexo entendido este desde un punto de vista sociocultural en lugar de exclusivamente biológico”.

            Por consiguiente, queda de manifiesto, si la analizamos con detenimiento, que se trata de un constructo sociocultural que hunde sus raíces en los postulados de John Money, uno de los máximos referentes de lo que se ha dado en denominar “ideología de género”. Dicha ideología, perversa, macabra y retorcida si se observan con los ojos bien abiertos las aberraciones y atrocidades que se vienen produciendo en esta materia en los últimos tiempos, forma parte de la denominada Agenda 2030, en virtud de la cual se pretende construir un nuevo mundo de esclavos sin rostro y sin identidad en que prevalezca un pensamiento único y un ser humano robotizado y homogéneo. Una Agenda 2030 que, tras sus maravillosos colorines y sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible en cuya lectura cualquiera de nosotros podría quedar encandilado, avanza a pasos agigantados hacia la destrucción de todo lo que conocemos y la civilización tal y como la hemos vivido, y que parece no tener freno. Más aún, cuando la mayoría de los supuestos disidentes siguen empleando este mismo término para hablar de conceptos como los “roles de género”, entre otras necedades, sin contar aquella ocasión en la que un chaval de instituto supuestamente rebatía a su profesora de Biología al decirle que solo existían “dos géneros”, una afirmación totalmente errada, porque la ONU, atendiendo al retoño que ellos mismos han concebido, asevera que existen más de un centenar. Con toda la razón, porque el género no tiene nada que ver con el sexo biológico. Es su constructo y pueden moldearlo como quieran, le pese a quien le pese.  

       Así pues, llegados a este punto, cabe plantearse la siguiente cuestión: ¿acaso nos podemos considerar disidentes en esta materia cuando empleamos los mismos términos con los que los mandamases entre bambalinas del mundo nos manipulan? Soy de la opinión de que debemos realizar un análisis concienzudo e introspectivo a la hora de sopesar qué lenguaje estamos utilizando y por qué. Si se supone que vamos a contracorriente del sistema, ¿cómo es posible que empleemos los mismos términos que tratan de imponernos? ¿no estaremos también dormidos en una matrix diferente, pero igualmente dormidos? No se puede decir que se va en la dirección contraria del sistema opresor y, al mismo tiempo, guiarse por sus directrices cuando nos conviene conformar un discurso con una retórica determinada. Aunque la mayoría lo use, porque eso sería seguir incurriendo en el pensamiento gregario y no querer salirse de la pecera. Hay que plantarse de una vez y hablar con claridad. ¿Sexo o género? Desde luego, si nos ceñimos a la biología, hablemos de sexo. El género dejémoslo para otros.

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