VIDA
Seré breve. Diré una palabra
que ahora mismo
es la que más amo: vida.
No existe más belleza que atrapar los sonidos del mundo en unas palabras y ahondar en sus misterios por medio de las palabras de un poema.
SIN HISTORIA
Hace ya
algún tiempo, cuando aún no se había cambiado de estación al invierno mi
cabellera y no se había tornado tan prominente mi frente, escuché a un aclamado
cantautor decir lo siguiente: "los hombres sin historia son la historia". Y ahora ando
por la ciudad semidesierta a la hora de la siesta de un sábado, al tiempo que
pienso si tendría algo de razón en lo que dice. Porque en un horizonte de hormigón y horrorosas cristaleras gigantes, solo vislumbro una pesadumbre y una
tristeza que van en aumento conforme transcurre el tiempo en esta metrópolis cada
día más desolada y moribunda. Solo percibo unicornios de humo que se esfuman en
un aire contaminado de rutina, cansancio y tedio. Y no puedo evitar preguntarme
si alguien, en alguna parte de este vasto mundo, estará escribiendo alguna
página distinta a las huellas de los zapatos sucios sobre el cemento.
Tampoco
sé por qué me ha dado por comentar esto ahora. Supongo que, tal vez, tenía
ganas de pintar el terror blanco de la página con el color vivo de alguna
metáfora o, sencillamente, quería otorgarle algo de misterio a una rutina que,
en ocasiones, parece corroerme el alma y me ocurre aquello que afirmaba el
famoso poeta José Hierro: "A veces, se está muerto, aunque nos lata el
corazón, amigos". Quizás, a fin de cuentas, quería darle, en definitiva, un poco de historia a mi "sin
historia".
NO SOLO LETRAS
Estas no son solo letras.
Caminan, corren, vuelan,
traspasan la metáfora
y atraviesan una cordillera
de numen hasta estas palabras
para aterrizar en la poesía.
Mientras escribo estos versos,
que son solo letras.
Son poesía, no solo letras.
ROMPER EL TIEMPO
Puede que ahora quizás
pida un milagro,
como que la lluvia
alguna vez moje más
que el suelo e inunde
de primavera mi alma.
Porque quisiera romper el tiempo.
Verso a verso cortar cada segundo,
como si se pudiera trocear
la belleza a golpes de metáfora,
y detener los relojes un rato
en un barco de esperanza,
con destino al mar infinito
del poema que emana
de tu mirada, cual fuente
inagotable de maravilla.
Y no sé si podré
obrar tal milagro.
Por lo pronto, tan solo
te pido que me abraces.
Quizás salgamos un rato
del mundo y sus cosas
demasiado cotidianas
como el tránsito,
irremediable de las horas.
Abrázame. Solo así tal vez
obremos por un rato
el milagro de romper el tiempo.