PALABRAS TRAVIESAS
Palabras traviesas.
Que caminan, y corren,
y saltan, y vuelan
y recorren la belleza
a golpe de verso.
Hasta el poema.
Las palabras hoy traviesas.
No existe más belleza que atrapar los sonidos del mundo en unas palabras y ahondar en sus misterios por medio de las palabras de un poema.
PALABRAS TRAVIESAS
Palabras traviesas.
Que caminan, y corren,
y saltan, y vuelan
y recorren la belleza
a golpe de verso.
Hasta el poema.
Las palabras hoy traviesas.
LA FARSA ELECTORAL
Siempre se nos ha dicho, por activa y por
pasiva, —y más desde que emprendió su andadura la supuesta democracia en España—
que todos debemos ejercer ese derecho al voto por el que lucharon nuestros
padres y nuestros abuelos en aquella etapa tan aparentemente oscura y sombría
de la dictadura franquista. No obstante, asistimos en estos instantes, con
estupor y marasmo, a una era en la que parece que todos esos derechos se están
viendo mermados de manera creciente sin que nadie con cierta autoridad y poder
se oponga más que sea a tientas. Esto es algo que lleva ocurriendo bastantes
años —y se ha acelerado sin duda desde que se desató la plandemia de la
COVID-19 en 2020— y abarca múltiples ámbitos de la sociedad como el sanitario,
el financiero, entre otros. Ahora bien, estamos hablando de miles de capas de
cebolla que aún quedan por destapar y no me cabe la menor duda de que una de
las más olvidadas es la de la cita con las urnas electorales.
Llegados a este punto, cabría
preguntarse por qué siguen saliendo elegidos de las urnas gobernantes de los
mismos partidos que llevan años subyugándonos —llámese PSOE, PP o quien sea— en
cada cita electoral a la que asistimos. La única diferencia ha sido la efímera
irrupción de partidos que iban supuestamente a cambiar algo pero al final se
quedaron en meras intenciones en la superficie, como Podemos o Ciudadanos. Sin
embargo, si observamos un poco más de cerca la situación, es fácil percatarse
de que, se esté donde se esté, lo único que se hace es perpetuar la trayectoria
del péndulo (izquierda-mismo punto central-derecha-mismo punto central). Todo
se revuelve en la apariencia pero sigue igual que siempre en el trasfondo.
Peleas dialécticas que presenciamos en el Parlamento cual boxeadores del verbo
en el ring del hemiciclo. Unos que se lanzan insultos como “payaso” o “facha”,
mientras otros replican haciendo alarde de un supuesto patriotismo hacia una
nación que lleva ya tiempo vendida a los grandes poderes en la sombra. Y la
vida del ciudadano normal empeora, mientras tanto, a pasos agigantados.
Y debo decir que reflexiono sobre
todo esto en un momento en el que recuerdo una frase que leí en Internet no
hace mucho que aseveraba lo siguiente: “Ya tenemos los resultados. Ahora solo
faltan las elecciones”. Ávido de curiosidad entonces, intenté indagar un poco
acerca de lo que podía significar la frase y mi sorpresa fue mayúscula. No
tardé mucho en encontrar nombres como los de Indra, compañía que, entre otras
cosas y según lo que reza en algunas de sus publicaciones, supervisa el
despliegue técnico de comicios en varios países del mundo, además de ser la
encargada de lanzar las primeras estimaciones de los resultados en países como
España. Fue entonces cuando empecé a poner en entredicho todo cuanto ocurría. ¿Cómo
era posible que ya a las 20:00 horas de la noche hubiesen hecho ya una primera
estimación de los resultados cuando se tendrían que contar miles de millones de
votos? ¿No resulta físicamente imposible una hazaña de semejante envergadura? ¿Y
existía algo más? A esta última pregunta, la respuesta fue la siguiente: desde
luego que sí. Me documenté un poco y topé con la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de
junio, del Régimen Electoral General (más conocida como la “LOREG”) en la que,
entre otras cosas, se estipula lo siguiente: “El escrutinio oficial y definitivo se realiza por las Juntas
Electorales competentes y comienza cinco días después de las Elecciones”.
Por aquel entonces, ya formaba parte de una asociación que se llama DEXCO
(Defensa por la Constitución), tres de cuyos miembros (incluido yo) decidimos
asistir el sábado posterior a las elecciones legislativas del 23 de julio de
2023 (es decir, el 29 de julio de 2023) como simples espectadores, ya que los
ciudadanos pueden asistir sin previo aviso a todo acontecimiento público, como
un escrutinio general. Eso sí. No tienen ni voz ni voto. Se deben limitar a
ver, oír y callar. Y olvídense, sin duda, de grabar. Todo muy democrático sin
duda.
Al principio, todo parecía discurrir
con normalidad. Se sacaban las actas, se cantaban en voz alta y se cotejaban
los resultados de las estimaciones de Indra con los que habían salido en las actas
manuales. Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta que ya pudimos percibir los
primeros síntomas de nerviosismo y las primeras actas que parecían no cuadrar.
Querían seguir pasando las actas como si no hubiese pasado nada, algo que
nosotros recriminábamos, si bien no sirvió de mucho, porque todos los
apoderados de los partidos políticos allí presentes decidieron seguir con él
pese a los clamorosos errores que se iban acumulando, ante la atónita mirada
nuestra. Las dos horas restantes que permanecimos allí resultaron ser un puro
paripé en el que una de las miembros del comité se dedicaba a corroborar lo que
otro de ellos cantaba sin mirar si quiera la pantalla del ordenador. Debía de
ser que la susodicha poseía el don de la visión extraocular o algo por el
estilo. Ironías aparte, se debe constatar que ahí no quedó la cosa. Habida
cuenta de las horas que habíamos pasado sentados observando lo que ocurría,
decidimos salir un rato a tomar el aire y beber una taza de café al compás de
una agradable conversación. Nada nuevo bajo el Sol.
Ahora
bien, para nuestra sorpresa, cuando volvimos a la sala donde se celebraba el
escrutinio, se había acabado mágicamente el escrutinio. Las miles de cajas que
se apilaban una encima de otra con todas las actas cuyo recuento faltaba por
hacer habían desaparecido cual truco de magia que ya quisiera el mismo
Copperfield, y los apoderados se habían apresurado en firmar el resultado. Se
había producido un flagrante pucherazo en nuestras narices y no podíamos hacer
nada. Por desgracia, quienes sí podían hacerlo tenían, según parece, otras
prioridades como irse a la playa a tomar el sol en vez de impugnar (háblese
sobre todo de Vox y de unos apoderados que desconocían por completo la LOREG).
Por esa misma razón, ahora, cada vez que alguien me dice que debemos disfrutar
lo votado, yo le contesto: “si votaste, disfrútalo tú, porque aunque no lo
sepas, has participado en la gran farsa electoral”.
TODO MUERE UN POCO
Es cierto. Todo muere un poco
con cada latido del corazón,
pero también revive
cuando nunca se apaga
la belleza en la mirada.
Y sigue ardiendo sin quemar
en las entrañas el fuego
de la vida desde el alma.
Todo muere un poco,
y revive cuando no siempre
vivir se convierte en pasar sin más.
Y todo nace cada nuevo día,
aunque muera un poco.
EN FUGA
Ahora tienen prisa.
Quieren marcharse.
De inmediato, lejos
del verso que ya no sale.
Abandonar la música
y volver el silencio.
Hasta el próximo concierto
en que vuelva a asomarse
la sílaba con algo de voz.
Hasta entonces, mis palabras
siguen en paradero desconocido.
En fuga total del poema.
DE PEREGRINAJE
Del silencio a la armonía.
Y atraviesan la sílaba
hasta atracar en el verso,
cual barcos de tinta
que quieren arribar al puerto
de tu boca en un beso
que apagaría toda la oscuridad
del mundo.
En un pentagrama de flores
esbozan la primavera, alegres,
y el otoño cuando caducan
las hojas tristes de los árboles.
Están en todas partes
de la metáfora y la belleza
y, a veces, en la pavorosa
casualidad del folio en blanco,
aguardando mansas como el río
que espera lluvia para desbocarse.
Viajan tanto como la corriente
y los mares, y caminan conmigo
hacia la dulce ilusión de la utopía
que me impulsa hacia el infinito.
Están de peregrinaje.
Del silencio a la armonía
preciosa del poema.
Hoy las palabras
están de maravilloso peregrinaje
en este poema.
TESOROS
Un recuerdo indeleble.
Una mirada con que sigo
cruzando el mar de la mano
de la nostalgia.
Un beso, una caricia,
un abrazo que sigue quemando
de dulzura el pecho.
Y un corazón que sigue latiendo
al compás del alma,
y unas palabras que siguen
sonando en el aparente silencio
que deja el pasado en el presente.
Y una luz humana que,
de cuando en cuando,
me incendia el espíritu
entre tanta sombra y desespero.
Tesoros.
Todo lo que pasa por mi vida
sin tener que abrir cofres,
ni forzar cajas fuertes.
Tesoros. Con toda mi vida.
Tesoros.
UNICORNIO AZUL
Y llegó el unicornio.
Recuerdo que entonces
asomaban al albur de la sílaba
mis primeras palabras,
tímidas cual rosas
que temen encarar sutiles
los últimos coletazos del invierno.
Todavía el verso era algo lejano,
como la armonía de un silencio
que solo escucha el alma
o el petricor en un desierto
de cemento y sueños baldíos.
Y ni digamos la poesía.
Cosa, tal vez, de aquella
pupila añil bécqueriana
o la canción desesperada de Neruda.
Sin embargo, llegó el unicornio
con su inspiración cargada
de futuro, esperanza y belleza.
Y en el cuerno una metáfora
de lo que sería mi vida
desde entonces: amor
al verso y al misterio.
Con sintonía diáfana de guitarra,
llegó el unicornio azul
para revelarme la poesía.
SIN HISTORIA
Hace ya
algún tiempo, cuando aún no se había cambiado de estación al invierno mi
cabellera y no se había tornado tan prominente mi frente, escuché a un aclamado
cantautor decir lo siguiente: "los hombres sin historia son la historia". Y ahora ando
por la ciudad semidesierta a la hora de la siesta de un sábado, al tiempo que
pienso si tendría algo de razón en lo que dice. Porque en un horizonte de hormigón y horrorosas cristaleras gigantes, solo vislumbro una pesadumbre y una
tristeza que van en aumento conforme transcurre el tiempo en esta metrópolis cada
día más desolada y moribunda. Solo percibo unicornios de humo que se esfuman en
un aire contaminado de rutina, cansancio y tedio. Y no puedo evitar preguntarme
si alguien, en alguna parte de este vasto mundo, estará escribiendo alguna
página distinta a las huellas de los zapatos sucios sobre el cemento.
Tampoco
sé por qué me ha dado por comentar esto ahora. Supongo que, tal vez, tenía
ganas de pintar el terror blanco de la página con el color vivo de alguna
metáfora o, sencillamente, quería otorgarle algo de misterio a una rutina que,
en ocasiones, parece corroerme el alma y me ocurre aquello que afirmaba el
famoso poeta José Hierro: "A veces, se está muerto, aunque nos lata el
corazón, amigos". Quizás, a fin de cuentas, quería darle, en definitiva, un poco de historia a mi "sin
historia".
NO SOLO LETRAS
Estas no son solo letras.
Caminan, corren, vuelan,
traspasan la metáfora
y atraviesan una cordillera
de numen hasta estas palabras
para aterrizar en la poesía.
Mientras escribo estos versos,
que son solo letras.
Son poesía, no solo letras.
ROMPER EL TIEMPO
Puede que ahora quizás
pida un milagro,
como que la lluvia
alguna vez moje más
que el suelo e inunde
de primavera mi alma.
Porque quisiera romper el tiempo.
Verso a verso cortar cada segundo,
como si se pudiera trocear
la belleza a golpes de metáfora,
y detener los relojes un rato
en un barco de esperanza,
con destino al mar infinito
del poema que emana
de tu mirada, cual fuente
inagotable de maravilla.
Y no sé si podré
obrar tal milagro.
Por lo pronto, tan solo
te pido que me abraces.
Quizás salgamos un rato
del mundo y sus cosas
demasiado cotidianas
como el tránsito,
irremediable de las horas.
Abrázame. Solo así tal vez
obremos por un rato
el milagro de romper el tiempo.