EL AMOR Y LAS MARGARITAS
Las horas no dejan de pasar.
La mirada crece, y las palabras
empiezan a sonar de otra forma
diferente.
Ya no resulta tan divertido
juntar vocales, y formar frases.
Y se vuelve complicado siempre
decir te quiero.
Cuando ya maduran las rosas
en nuestra fugaz primavera.
viernes, 13 de febrero de 2009
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