MARINERO SIN TIMÓN
Siempre he sido un marinero
sin timón, ni amarras, ni anclajes
de la vida.
Muchas veces, he naufragado
en islas de soledad.
Otras he llegado a algún continente,
y me quedado un suspiro
de alegría que se ha marchado.
Y no importa ya
cuántas curvas queden por franquear,
Tampoco cuántos temporales
queden por capear,
aunque no haya un rumbo fijo:
la vida nunca va en línea recta.
Tan sólo espero, ahora,
que ocurra el próximo imprevisto.
A ver si no me tumba.
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