SEGUNDA OPORTUNIDAD
Tus ojos veían mucho.
Pero tal vez, te faltaba
mirar un poco más del horizonte.
No ver solo un ocaso
cada mediodía cansado
como una sucesión
monótona de minutos perdidos,
y tardes declinando.
No pensar que cada latido
era un golpe menos que soportar
allá en lo más hondo del pecho.
Y ver que en la vida
solo existe un momento:
la propia vida.
Pasabas igual.
No caminabas con cada
uno de tus pasos demasiado.
Y hace algún tiempo
volviste, tal vez, a nacer.
Tus ojos se poblaron
de países por descubrir,
en busca de orillas
de ensueño y vida
en los que posar la pupila.
Ahora tienes
una segunda oportunidad
para vivir.
Y para ser mientras vives.
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