DIGAMOS
Digamos.
Digamos muchas cosas.
Digamos que saliste
de no sé sabe qué poema,
y ahora el verso me arrastra
hasta el mar que queda lejos,
allá adentro como si estuviera
al lado de tus ojos,
que me están mirando.
Digamos o no.
Digamos que viniste
sin que te buscara o no.
Digamos que estás o no.
Y, entonces, no sé
por qué escribo todavía
que te estoy queriendo.
Digamos.
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