MIL VECES ADIÓS
El tiempo sigue sangrando
demasiado por las venas
abiertas del odio, la avaricia
y la guerra con granadas
demasiado cargadas de pólvora.
Las balas siguen disparando
demasiadas ausencias,
y la incomprensión puebla
escombros de ciudades,
y Olimpos en los que el único Dios
es la miseria.
No quisiera que tantos rifles
se siguieran dando manos de fuego,
en el último latido
de algún corazón.
Y tampoco que se siguieran
prolongando estas mil veces y una veces
en la que muchos ojos pronuncian
un último adiós, un último
"buenas noches".
Hacia un último descanso.
La sangre solo debería correr
en las arterias de la ternura,
y no debería salirse
hacia la herida irremediable
de la muerte.
Tenemos palabras, y verbos
que pueden hablar de paz.
¿Por qué dejar que este tiempo
siga sangrando
mil veces más adiós?
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