DEMASIADO HONDO
Demasiado hondo.
Me has llegado demasiado
hondo hasta alcanzarme
las profundidades insondables
del alma y el corazón.
Tus manos han hecho más
que rozarme la piel solo una noche,
solo la muerte dulce de una tarde
en la que llora algo más
que ocaso un Sol que desciende
en el horizonte para clavarse
en el brillo de nuestras pupilas
encendidas de ternura.
Demasiado hondo ya habitas.
Demasiado hondo en el nombre
del poema y de la belleza
que consiste en escribirlo,
mientras subo a los montes
erizados de tus pechos,
y recorro palmo a palmo
el mundo que se encierra
en la desnudez de tu cuerpo,
aunque sin duda te creas
pequeña como todas.
Porque demasiado hondo
ya me has llegado.
Hasta las profundidades
del alma y el corazón.
Y quiero que el mar
de quererte siga siendo
así de hermoso al amarte,
también demasiado hondo.
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