ENTRE CASTILLOS DE ARENA
Se pasaba la mañana
escalando sin cansarse
el tiempo como si no agotara
estar vivo al fin y al cabo.
Entre castillos de arena
se imaginaba dragones
de algodón y princesas
de azúcar,
hasta que la gravedad
de los años derrumbó el pilar
de su inocencia entre granos
de playa que ahora se encienden
de nuevo tímidamente
entre cristales y ruiseñores exhaustos.
Subirse a un sueño.
Galopar en una nube
entonces eran tareas sencillas,
a un anhelo solo de distancia.
Pero llegaron las olas de la edad
y durante unos instantes
le tumbaron la utopía
como se marchitan las hojas
de un sauce en pleno invierno.
Aun así, pese a que las nieves
de este paseo por la vida
ya le pueblan un poco el cabello,
sigue jugando aquel niño,
yo mismo, a los sueños
con un poema entre mis dedos,
entre aquellos castillos de arena de entonces.
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