MÚSICA PARA EL ALMA

viernes, 3 de marzo de 2017

ODA A MI MADRE



ODA A MI MADRE

Quizás nunca supo o no pudo
mirar por sus propias alas,
y cuidó del tierno vuelo
de sus ruiseñores ya adultos
por no salir demasiado
de una jaula aparentemente celestial.

Supongo que había que cuidar
a los polluelos antes que osar
el salto al abismo de una utopía.

Si les soy sincero,
está mal que lo diga,
pero nunca supe quién era,
y ahora que solo susurra
su silencio mórbido y distraído,
me encantaría atravesar
ese silencio cómplice,
que me dedica sonriendo,
para ahondar en ese laberinto
de monosílabos y ausencia:
su mente ahora.

Ironías de la vida
que ahora el mar sí parezca
en sosiego y más calma que nunca.

Ahora que ya su memoria
no tiene horarios ni prisas,
y del suelo parecen brotar ángeles,
mientras nunca se disipa
ese trémulo y hermoso brillo
de su pupila.

¿En dónde estás? ¿Qué te grita
ahora mismo el corazón
bajo el pecho?

Confieso que tu desmemoria
me mata, en ocasiones,
pero aun no sabiendo mi nombre
sé que me quieres,
y yo querré siempre
ese mar en calma que te emerge
de los iris como el agua
sin esquinas ni forma del océano.

Al fin y al cabo, 
un nombre es solo
un par de sílabas,
cuando se entiende el alma.

Eres bella, la más hermosa
de todas las mujeres.

En definitiva, la mujer
que me ha parido en la belleza
de estar vivo.

Mamá, eres la más bella
de todas las mujeres ahora mismo,
que casi no estás,
aunque habites siempre
mi nostalgia y mi recuerdo.

Mamá, eres la más bella.