VINIMOS DEL DESTINO
Vinimos del destino
directamente a querernos.
Nadie sabe aún cómo,
pero lo cierto es que somos
como esa gota de lluvia
que pasea brevemente por el asfalto
hasta que es charco,
y ese beso que quizás
nunca deja de cruzar el recuerdo
cuando termina de atravesar
los labios hasta el alma.
Vinimos del destino
directamente a amarnos.
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