OJALÁ FUESES COSTUMBRE
Tengo la sensación cierta
de que eres aire
de una sola ráfaga.
Y soy consciente ahora
de que no te quedarás
tocándome las manos y el alma,
como el alisio las faldas
de las montañas cada día.
Partirás como cada recuerdo,
en la rueda de mi nostalgia,
como la tarde y el ocaso
ensangrentan de noche el cielo,
y se sucede, y se persigue
otro día en los calendarios.
No serás para siempre,
como todo y como nada.
Y solo pienso:
ojalá fueses costumbre.
Pero no. Como todo,
y como nada,
solo serás un momento.
Y te irás, sin ser costumbre.
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