ALGÚN DÍA HABRÉ DE IRME
Ahora solo tengo la certeza
de que no tengo la certeza de nada.
Solo sé que algún día
habré de irme como se va
la música de las olas,
al alejarme de la orilla,
y se pierde sin más
otro verso entre el tumulto
agobiante de la ciudad.
Solo tengo un segundo para vivir,
porque algún día habré de irme.
Y toca vivirlo soñando,
antes de que toque marcharse.
Viviré lo que ame yo mismo,
quizás solo, contigo o todos,
con la única certeza
de que algún día habré de irme.
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