EL AIRE SIN PÁJAROS
En estos tiempos que corren
quieren que solo corran
las agujas como pequeños golpes
de tristeza y resignación
en la sangre.
Hay demasiados que desean
que el aire se quede
un buen día sin pájaros,
y la lluvia no tenga su réplica
en arco iris, aunque asome
tímido el sol en una tormenta.
Quizás son muy peligrosos
los sueños cuando vuelan,
y trascienden la frontera
de lo insustancial de un billete.
También la música de esperanza
cuyos acordes persiguen:
quieren que la libertad
se quede absorta
tras el escaparate.
Y así solo se den saltitos
de alegría sin mucho recorrido
en la atonía rutinaria.
Aun así, me niego a creer
que el viento no tenga más alas
que una sustancia invisible.
Sé que el aire sigue encerrando
pájaros, aunque otros
no quieran que me escriban
sus alas en la vida.
Y seguiré soñando,
mientras me dé el corazón,
aunque quieran que el aire
se quede sin aves.
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