La
nueva normalidad financiera (introducción)
No cabe duda de que vivimos tiempos convulsos, muy
convulsos. Tiempos en los que la incertidumbre planea sobre nuestras cabezas
como un mosca cojonera cuyo leve zumbido puede perturbar el descanso más
profundo. Tiempos en los que la inflación galopa a sus anchas, cual corcel
desbocado hacia ninguna parte conocida. Tiempos en los que la locura y la
oligofrenia adquirida por pseudoideologías se normalizan, mientras que se tilda
a la lógica y el sentido común de vaya usted a saber qué tintes “fascistas”.
Tiempos en los que se pretende que el miedo impere en nuestra rutina para que
no sigamos nuestra senda humana y natural. Tiempos, sin lugar a dudas, en los
que tal vez podríamos estar siendo testigos, sin saberlo, de una auténtica
batalla sin cuartel y sin armisticio a la vista entre las fuerzas del bien y
del mal. Tiempos en que, por doquiera que se mire, lo único que se puede
observar es un presente revuelto y un probable aciago porvenir si nadie lo
remedia. Tiempos ante los que tampoco permanece incólume un sector financiero
en el que se están produciendo, entre bambalinas y con nocturnidad, muchos
cambios que la mayoría de la población desconoce. Por ello, llegados a este
punto, no sería descabellado preguntarse lo siguiente: ¿estaremos ante un
inevitable cambio de ciclo o punto de inflexión en el ámbito de las finanzas?
¿Podría depararnos el futuro una “nueva normalidad” financiera?
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