EL UMBRAL DE NUESTROS CUERPOS
Ahora somos una puerta
de ganas que se descubre
a los labios que quieren
sellar la eternidad en un beso.
Por más que la ciudad discurra,
las horas pasen, y la sangre
degrade en cada torrente
un poco más el cuerpo.
Por más que ocurran cosas
ajenas a lo que ahora nos sucede
como un brillo limpio
en los ojos, y la lluvia
hermosa del deseo en los sudores
perlados de una noche de caricias.
Por más que todo eso ocurra,
ahora somos una puerta
que se abre a los sueños
maravillosos de estarnos queriendo
sin horas y sin más espacio
que la desnudez para habitarlos.
Atravesando dulcemente
el umbral de nuestros cuerpos
a través de la puerta
de nuestras ganas.
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