YA NO ME ASUSTA TANTO EL TIEMPO
Ya no me asusta tanto el tiempo
desde que los relojes marcan
siempre las cuatro de mi soledad,
acompañada por la ternura,
a veces, ausente con la que tocas
mi recuerdo con los dedos
frágiles del viento.
Cada minuto, cada suspiro
sucede cuando tú sucedes,
y pasas, y te marchas, y vienes,
y aconteces, y me dices adiós,
y vuelves a tocar las puertas
de mi alma de cuando en cuando.
Y así no me asusta el tiempo,
cuando la soledad pasa contigo.
Y, alguna que otra vez,
conseguimos acompañarla
con algunos besos.
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