CUÉNTAME COSAS
Cuéntame cosas que no sean
demasiado cotidianas.
Déjame que surque tranquilo
uno de esos susurros
con alma marina
que me dedicas al oído
cuando dices quererme.
Y me detenga un rato
en tu tacto, aunque el tiempo
me siga persiguiendo
inexorablemente.
Cuéntame cosas diferentes
que yo aún no sepa bien.
Dime, por ejemplo,
que me quieres
y que el mundo es entonces
diferente al querernos.
Cuéntame esas cosas.
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