ENTREMOS AL TEATRO
Entremos al teatro sutil
y dulce de los arrumacos.
Yo te invito a mi alma desnuda,
ese telón de emociones
tras el cual quizás la ciudad
no desprenda tanta tristeza.
Y a mis brazos abiertos,
y a que te atrapen las redes
de luz de mi pupila
desde la mirada.
Comencemos la obra
hermosa de amarnos.
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