PENSARTE ES CONSERVARTE
Pensarte es conservarte
en la memoria como conserva
el río el murmullo tras discurrir
por las orillas de cualquier bosque.
Y en cualquier verso
mencionarte sin que lo sepan
ni tan siquiera tus palabras,
ni tus silencios constelados.
Si faltas, o no me tocas
con las manos también,
al menos me dedico
a contemplar otro café
en otra tarde como si tus labios
me estuvieran bebiendo
el recuerdo dulcemente.
Así te pienso, te conservo,
y sigues existiendo.
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