DIGAMOS QUE AMANECE
Digamos que amanece.
Y mi mirada está desayunando
la luz de tus ojos.
¿Será igual despertarse
siempre contigo?
Digamos que entonces
siempre amanece.
No existe más belleza que atrapar los sonidos del mundo en unas palabras y ahondar en sus misterios por medio de las palabras de un poema.
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