EN LA TERCERA PUPILA
En la tercera pupila,
esa con la que mira
profunda el alma sosegada,
ahí te hallas tranquila
y estrellada como un cielo
despejado de agosto.
Y tus ojos entonces se vuelven
un banco sencillo de sueños
en los que asentar la tierra
de besos escondida bajo el asfalto.
En ese momento, en la tercera
pupila te estoy queriendo,
descansado del mundo,
con el alma poblada
de esa tercera pupila
con la que te contemplo
diferentemente.
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