CÓMO FUE LA MÚSICA
Resultaba que el viento
podía ser algo más
que aire de viaje constante
por la bóveda celeste.
Vibraba como los poros
al roce de una ventisca
o el suave toque transparente
del mar en la piel.
Sentía casi como el corazón
cuando se duele o se alegra.
Y poseía verbo como las palabras
cuando andan solas e intrigantes
en la metáfora hacia algún poema.
En aquel momento,
puede que sucediera
algo inefable y maravilloso.
El aire y la armonía del viento
se enamoraron en un acorde
de aquella misteriosa sensación
que llevaba al silencio
a un periplo incierto
por el sonido y su velocidad
de belleza y encanto.
Y del aire y la idea
del viento como su viaje
por el cielo enamorado
de sus gaviotas blancas
y siempre inquietas,
se pasó a algo más hermoso aún.
Según se dice,
así fue cómo nació la música
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