MICRORRELATO 1
Se sentaba tranquilo en un banco de aquel lugar en el que pasaban casi todas las cosas menos el tiempo. Pasaban las aves volando en vuelo raso sobre el asfalto. Pasaban unas madres con los carritos de unos bebés cuyo llanto parecía expresar la mejor y más inocente de las ternuras. Pasaban unos transeúntes absortos en sus menesteres también, mientras una bailarina ambulante deleitaba los sentidos de unos curiosos que se arremolinaban a observarla. Y pasaban muchas cosas. Todas hermosas. Todas maravillosas. La vida discurría en aquel sitio en pleno esplendor.
Sin embargo, parecía que algo sí que se agotaba. La tarde en aquel sitio y sus fuerzas también tenían un final, aunque pareciera que el tiempo se moría entre aquellos relojes invisibles de aquel extraño sitio, exhausto de tanto andar.
Era tarde. Debía volver a casa. Dejó de leer, se levantó del banco, y cerró el libro.
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