Amor, te pido una cosa ahora.
No me pidas razones,
ni motivos, ni explicaciones
sobre por qué late así el corazón
casi sin poder tener tu pulso
recostado en mi pecho.
Porque, sinceramente,
no lo sé.
Simplemente, siento, te siento.
Y siento que nos sentimos.
Y sentimos algo que escapa
a toda gente y razón.
Algo que no es cotidiano
como los acordes de ruido
y tristeza que se oyen en los buses,
y la lluvia que no acaba de mojar
las lágrimas de algún viandante
cuyos pasos arrambla la rutina
como un diluvio la urbe.
Amor, no me pidas
explicaciones, ni motivos
de por qué te amo.
Solo sé que quiero, deseo,
me encantaría que vinieras.
Y sin guerras, ni luchas,
y solo con besos
alzáramos el paraíso
mientras estoy contigo,
y en ti, y tú estás conmigo.
Porque la única respuesta
a lo que siente
es que quiero
que ahora mismo
me estés amando, amor.
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