Tú no viniste sola. Viniste contigo.
Y por ello necesito, preciso,
es más exijo que hoy seas
lo que has sido siempre
desde aquella tarde.
Te pido que vengas
con tus labios tiernos
y me vuelvas a dar esa razón
de mis ganas que se fue
en alguna parte de otra piel.
Y que no tengas mucho miedo,
aunque me encantes también
desde tus indecisiones.
Quiero que este momento
sea nuestro. Y estemos solos
con nosotros mismos.
Tú no viniste sola.
Viniste contigo, y conmigo.
A darle un motivo
lleno de ternura
a mis manos vacías.
A colmar mi soledad
de versos inimaginables
como tus estrofas inefables
de curvas morenas y sensuales.
Y no lo olvides.
Tú no viniste sola.
Viniste contigo.
Sigue contigo, así,
como tú,
para que vengas
a amarme también
conmigo.
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