LOS DÍAS NO SE ACABAN
Ahora todo parece oscura.
No encuentras la salida
a un laberinto de calles,
melancolías e incertidumbres.
Cualquier pregunta es tormenta
que viene a desatarse
en tu cabeza o tu memoria.
Y no ves el cielo
aunque sea infinito
ante tus ojos:
tu mirada está ciega,
tal vez.
Y solo quiero que sepas
algo casi evidente:
los días, a veces,
no se acaban cuando anochece,
sino cuando hacemos noche
de los días quemados
en tardes sin gloria.
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