NO SABEMOS MUCHO DEL MUNDO
No sabemos mucho del mundo,
así como tampoco conocemos
todas las esquinas desnudas
e inhóspitas aún de nuestras pieles,
aunque a veces mis manos
quieran invitarte a sus huellas
de ternura y largas caricias.
No sabemos muchas páginas
tampoco de los libros
de todas las historias,
pero puedo decirte algo:
entre todas conocemos
la que nos damos al besarnos.
Y esa les basta a nuestros labios
para que prolonguen la que cuenta
nuestro amor entre arrumacos.
Aunque no sepamos
mucho del mundo.
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