EN AQUEL INSTANTE
En aquel instante, ahí,
no sé si lo recuerdas.
Pero creo que nos dimos el tiempo,
y tu beso fue algo efímero,
pero duró más incluso que un milagro,
que la eternidad de un anhelo,
y la brevedad de una sonrisa.
Sabía que tus ganas me aguardaban,
y me detuve a contarlas
como algo más que una cifra.
Más bien las conté como el cuento
de vivirte sin soñarte de lejos
que, en aquel instante,
se escribía en la lluvia perlada
que descendía el diluvio
de caricias y ternura
que eran nuestros cuerpos.
En aquel instante, ahí,
entonces cuando casi
no pensábamos en ningún momento
fuimos incluso el tiempo y más
de lo que nos dimos.
Sin medida, sin distancia, sin miedo.
Yo te puse mis labios en tu boca.
Tú inclinaste tu alma hacia la mía.
Conjugamos en plural
lo que queríamos ser.
Nosotros fuimos.
Nosotros éramos.
Nosotros nos amábamos.
En aquel instante,
nos quisimos sin sueño,
despiertos en aquella noche
en que amanecían las ganas
en el brillo trémulo de las pupilas,
y atracaba el afecto
en las esquinas de nuestra desnudez
como un barco que ya no espera
más puerto que el destino.
En aquel instante
yo te puse mis labios en tu boca.
Tú inclinaste tu alma hacia la mía.
Y nos dimos
más que el tiempo.
Nos dimos el amor.
En aquel instante
que tal vez también recuerdes.