EL ENCANTO DEL CONSUMO
Alguien se queda ensimismado contemplando su última adquisición: un nuevo iPhone con el que inmortalizar mejor cada momento de su vida, aunque muchas veces vaya a perderlos tras la pantalla. También parecen ocultarse reinos de alegría dentro de bolsas de plástico llenas de anhelos materiales satisfechos gracias a cierto volumen de capital en los bolsillos, si bien los de algunos nunca llegarán a rellenar los agujeros del vacío. Otros quedarán encantadamente tras las rejas de unos códigos de barras y llegarán a volar a los centros comerciales solamente.
Todo parece obra de un encantamiento consumista. Consumir brinda placer. Por desgracia, a veces más del que debería proporcionarlo algo tan sencillo e inmaterial como verse la desnudez de cuando en cuando y escuchar el silencio sonoro de cada uno de los latidos del alma. Supongo que también puede dar algo de miedo observar que nada es tan perfecto como se quiere aparentar. Que lo mismo que consumimos hoy se consumirá mañana como el tiempo que nos va degradando poco a poco, a golpitos sutiles e intangibles de horas. Mientras el corazón y el alma todavía aguarden a que les prestemos un poco de atención y dejemos de lado el canto de sirena de un mundo consumista.
Donde se nos consumen sin mirarlos.
0 comentarios:
Publicar un comentario