EL CIELO EN HORIZONTAL
Pongámonos de una forma
que muchas veces me encanta.
Démonos el cielo unos minutos
en horizontal, mientras solo existe
la altura de los besos,
y la desnudez de las pieles
que quieren pegarse como el naranjo
a la primavera que le da la flor.
Yo te acariciaré el alma
sin que lo sepan tus caderas,
sutilmente.
Y tú mientras quizás me des
el infinito brillo de tus ganas,
mientras me adentro poco a poco
en lo que quieras amarme,
en lo que somos quizás
mientras nos queremos así.
Dándolos el cielo ahora
en horizontal, como le gusta
también a la ternura bien acabada.
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