HISTORIAS DEL VIEJO BARRIO
El barrio viejo ya ha dejado
una serie de historias aparcadas.
Algunas en la doble fila
de la desmemoria del olvido.
Otras en algún rinconcito
o esquina del alma
como es el caso
de este frágil poema.
Aún recuerdo aquellos aviones
de papel sin queroseno
en los que sobrevolaba
la imaginación otros mundos
ajenos al ruido, y los escombros
y restos de alas sin soñar
de la ciudad aburrida.
Una hoja de DIN-A4
era todo el peso
de una gravedad
solo transitoria
en las pupilas de una utopía
casi siempre posible.
Los años, ¿qué era eso?
Cada almanaque arrancado
traía velas que ardían de veras
sin que alguien inapetente
y no ávido por soplar
apagara el momento
como se apaga el mediodía
al llegar el ocaso.
Ay, el barrio viejo,
el viejo barrio,
y la vieja infancia
que aún sigue habitándome
el corazón aunque queden lejos
aquellas calles en las que el mar
ocupaba el tiempo, el espacio,
y la libertad infinita
de descansar a todas horas
del tiempo y del mundo alocado.
Sin dinero para barcos,
pero imaginación para llegar
adonde quisiera
solo con las pupilas abiertas
del alma.
El viejo barrio ya ven
ha dejado una serie
de historias aparcadas
en esta casi tarde
de mi vida.
En algún rincón
joven de mi memoria.
1 comentarios:
Doble fila de la desmemoria del olvido ...
Pero esas historías que han sido sustentan lo que ahora es... Un eslabón de la cadena que es el hoy.
Un salud❇
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