NO HABLEMOS MÁS
No hablemos más
solo con la boca.
Dejemos que dialogue
nuestro tacto en la lengua
de la ternura, y en un silencio
se nos sellen los labios.
Entonces, callaremos,
se acabará el tiempo,
y recorreremos
el verbo desnudo
de amarnos.
No hablemos más.
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