ENTRE LAS SOMBRAS
Entre las sombras
siempre hay espacio
para que amanezca,
aunque en el horizonte
de cristal y asfalto
de la ciudad, a veces,
sea difícil que el mar
despeje mejor el mediodía
después de la lluvia.
Lo demuestra así la rosa
que persiste en asomarse
a la tierra cuando la primavera
fecunda de verde belleza
los prados después de que la nieve
los acabe por desnudar derretida.
Y la mirada de un niño,
en la que el tiempo
no tiene ni principio
ni fin, porque, tal vez,
sus pupilas siguen anclados
andando alguno estrellas
que a los adultos se nos perdió
con la inocencia hace años.
Entre las sombras,
y así lo demuestra la belleza,
que se esconde tras lo oscuro,
siempre hay espacio
para que amanezca.
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