SE DESMELENA UNA MUJER
Se desmelena una mujer ahora.
Y no se trata de una cualquiera.
Porque tiene los labios
de tierra, y se suelta siempre
una melena marina de libertad
que la lleva a navegar
el amor como cualquier navío
el puerto de un país desconocido.
No lleva el miedo
bajo sus poros siempre hirsutos.
Y entre sus piernas
de infinito le cuelgan
unas alas de ganas
que nunca parecen replegarse
como las velas de un barquito
al avecinarse la tormenta.
No le teme a la tormenta.
Es más: forma parte de la lluvia,
y el mar que se suelta
en sus cabellos de mundo,
y el amor, y la belleza
que porta en su silueta
de alocada mujer
en la que caben todavía
los sueños de mi vida también.
Y no se trata de una mujer
cualquiera entre muchas.
Yo la quiero como a ninguna.
A la poesía que me acompaña
en la metáfora de mi vida ahora,
mientras se desmelena,
y con ella suelto al fin
amarras hacia mi delirio.
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