SE NOS FUERON CASI TODOS
Se nos fueron todos.
Todos los grandes poetas,
maestros maravillosos en dar en la diana
de un blanco nada fácil:
el centro de las emociones
donde el alma y el corazón
convergen en un solo
e intangible ser.
Mario, Gustavo, Jaime, Antonio,
todos grandes nombres
impresos en el verbo
de la Historia y la palabra
sutil, ese silencio de ecos
que atraviesa suavemente,
de cuando en cuando,
el temblor de un escalofrío
o el susurro de un momento tierno.
Se nos fueron todos.
Unos grandes, y otros
quizás no tanto, y aun así
inmensos en su humanidad
como Julián el sastre,
mago de las costuras
o Mari Carmen la enfermera,
hurí de dolientes terminales.
Y René, y Paco, y Manuel,
y todas sus huellas sin pasos
vistosos en los libros.
Todos, grandes y pequeños,
inmensos y no tanto,
todos se nos fueron.
Y sin embargo,
aunque no lo supieran,
tras ellos dejaron algo.
que aún resuena en la ciudad.
Porque todos ellos,
aun sin metáfora,
fueron poetas que pasaron
por las líneas de alguna vida.
Y se nos fueron todos,
o mejor diría casi todos.
Porque su poema
de belleza aún pervive,
entre nosotros,
annque todavía
no lo sepamos.
Se nos fueron casi todos.
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