SUÉLTATE
Suéltate. El miedo,
tal vez, te está amarrando
como un barco al puerto
a la espera de que un capitán
lo eche de nuevo a la mar.
Suéltate. El viento también
aguarda que saques
las alas de tu conciencia,
y tal vez con un lápiz
en ristre surques las esquinas
ocultas del aire infinito.
Suéltate. Abre los ojos,
y deshazte también
del yugo de tiempo, rutina
y mal crecer que separa
tus pupilas infantiles y puras
de las estrellas en la que siempre
quisiste encenderte cuando aún
no te había madurado
demasiado la mirada.
Suéltate. Eres libre,
aunque tal vez no lo sepas
bien del todo.
Suéltate. Eres libre.
Ve sencillamente
hacia la vida
que te pide tu corazón.
Y suéltate.
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