TAN FÁCIL SER POETA
El mundo ya era mágico
sin necesidad de abrir
chistera alguna.
Ni sacar conejos tampoco,
o atravesar con cuchillos
sin tocar algunos cuerpos.
Ahí había ya unos versos
libres como el aire.
En el viento, en el fuego,
en la nueva palabra de la vida
que podía estar aprendiendo
con los sentidos en ristre,
y el alma desnuda para esperarlos.
No sabía entonces
que era tan fácil volar.
Y menos ser poeta.
Bastaba con estar vivo,
y atento a la belleza
de estarlo para serlo.
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