CRISIS EN MI PEQUEÑA EMPRESA
Tengo una pequeña empresa desde hace casi 31 años. Hasta ahora, digamos que había atravesado algunos altibajos como cabe esperar de todo camino por la existencia. Ahora bien, en este preciso instante, pasa por una etapa bastante azarosa y complicada. Desde hace algunos años, uno de sus empleados había ido acaparando más y más poder y relegando a los otros tres principales al ostracismo más lóbrego. Se llamaba Miedo. Había amedrentrado a la gestora principal, la Belleza, Luego le había ganado terreno al Sueño y su secretaria particular y única, la Utopía. Al cabo de un tiempo, ya solo le faltaba un óbice por franquear hasta la cima de su objetivo, que radicaba en hacer temblar mi empresa. Ya solo le quedaba apoderarse del Amor. Sin embargo, debo confesar que el vicepresidente adjunto, Amor, plantó bastante más batalla que los anteriores. La extenuación ante una larga batalla le pudo al Miedo, y aunque persiste a tientas, la empresa que persigo y poseo sigue en pie más vigorosa que nunca. Sigo andando, con mi vida plena y pequeña en el corazón.
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