NO HAY QUE LLEGAR
No hay que llegar en realidad
a ningún sitio, cuando se habla
de la vida, mientras nos lata
el corazón dentro del pecho.
Y aún no hayamos muerto,
pues aun siendo increíble,
hay gente que ha muerto
y sigue caminando entre la multitud.
Quizás aún no lo sepan.
Pero les llueve en pedacitos
la tristeza mientras se apagan.
Aunque aún están a tiempo.
No hay que llegar a ningún sitio,
cuando se habla de la vida.
Tan solo vivir, y para eso
nos basta que lata el corazón,
y resuene la belleza en el alma.
Solo eso. No hay que llegar
a ningún sitio.
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