ESCUCHAR LA POESÍA
Me acerqué a una roca.
Parecía susurrar algo
inaudible mientras le bailaban
algunas olas en el torso
natural y desnudo de su materia.
Nadie estaba atento,
salvo mi corazón que quería
oír algo diferente a sus sístoles
y diástoles anodinas y cotidianas.
Tenía esa roca que hablarme
de los latidos silentes y profundos
de la tierra para que me acerca
a escuchar atentamente la poesía,
con los acordes infinitos del mundo
dentro del alma.
Hasta ahora, y hasta siempre.
0 comentarios:
Publicar un comentario