FRENTE A LA VERDAD DE QUERERNOS
Nunca sabré muchas cosas.
No sabré todos los idiomas
del mundo, aunque, a veces,
en una ráfaga de aire
no deje escapar la metáfora
linda que siempre aguarda
al tiempo para que la lleve
hacia algún ritmo, y la vuelva
poema dulce y cotidiano.
Nunca sabré muchas cosas.
Se me irán como arena y agua
entre los dedos los besos
que nunca saciaron sus ganas
en los labios ausentes
de la soledad,
y así muchas cosas.
Las horas, la luz de la mirada
y exactamente cómo brilla.
Nunca sabré muchas cosas,
y otras muchas se marcharán
de mi historia como las letras
del silencio cuando alguien
las convierte en golpe de voz,
palabra y verbo.
Sin embargo, en mi ignorancia
pequeña y absoluta,
siempre sabré algo.
Ahora mismo te quiero,
aunque desconozca por qué.
Nunca sabré muchas cosas,
pero para el amor siempre
nos bastará con tendernos
un puente de abrazos al alma.
Entonces hablará el corazón.
Y no hará falta que sepamos
muchas cosas.
Nos bastará con sabernos
ciertos y desnudos frente a la verdad
de querernos.
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