TÚ NO ES QUE VUELVAS
Aunque ya me dijeras adiós,
permaneces en este instante
y no es que vuelvas:
nunca acabas de marcharte.
En la lluvia lloran tus lágrimas
En la lluvia lloran tus lágrimas
tiernas sobre las mejillas
de mi nostalgia de quererte.
Y cada vez que se asoma
el sol entre las nubes grisis
o una tormenta casi interminable,
sé que tú estás mirando la ciudad
desde mi mundo de metáforas
que te invocan en silencio,
sin decir más que tu nombre
entre imperceptibles recuerdos.
Tú no es que vuelvas,
es que no acabas nunca
de marcharte de la manera
inmensa en la que todavía te amo.
Nunca vuelves, porque nunca
has terminado de decir adiós.
Nunca vuelves, no.
Ni hace falta que vuelvas.
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