ME AGRADA LA LOCURA
La locura me agrada,
cuando sabe a esa miel que falta
en tantos panales de pavimento.
Cuando es algo que endulza siempre
el fondo de tantos vasos
de vinagre en que se hunden
unas lágrimas cotidianas
que se deben esconder de la tristeza.
La locura me agrada,
cuando no es algo normal.
Cuando grita en silencio
en un sombrero que pide
alguna moneda por la música.
Y un cielo, aunque de asfalto,
ese pájaro que tantas a veces
no se atreven a hacer escabullir
de una jaula de reglas.
Me agrada la locura,
cuando hace que, en los ojos,
exista algo más que el trémulo
fulgor de la aflicción fingida.
Cuando hace posible
cruzar el mar sin barcos.
Entonces,
me agrada la locura.
Y estar loco
a su salud.
sábado, 20 de septiembre de 2008
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